Como cada 8 de marzo, miles de mujeres salieron a las calles de la Ciudad de México para demandar una vez más que su derecho a la vida libre de violencia esté garantizado, aunque la mayor parte de la movilización transcurrió en calma, un grupo de avanzada que llegó al Zócalo y comenzó a golpear las vallas que se colocaron frente a Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana.
Esta acción provocó la reacción de policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) que estaban entre la protección y los edificios históricos, desde donde lanzaron polvo de extintores para tratar de contener la agresión.
A lo lago de varias horas se intensificaron los intentos por derribar la estructura, lo que solo se pudo hacer en alguno puntos y en la parte alta de los bloques de metal, las manifestantes quedaron cubiertas de pies a cabeza del polvo de los extintores.
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