Comprar o vender un vehículo usado conlleva responsabilidades fiscales importantes ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT). El no hacerlo puede resultar en multas, recargos, auditorías e incluso puede afectar tu historial crediticio.
Según el Régimen de Enajenación de Bienes, si vendes tu auto, tienes que pagar impuestos, ya que esto representa un ingreso adicional.
Es importante tener en cuenta que la cantidad gravable se basa solo en la ganancia de la venta, es decir, al precio de venta se le resta el costo original del vehículo. Cuanto mayor sea el precio de venta, mayor será el impuesto, con un límite del 35% del valor del vehículo.
Debes notificar esta transacción en tu declaración anual, incluso si no estás registrado en el RFC, por lo que tendrás que darte de alta. Además, tendrás que hacer una declaración mensual esporádica en el mes en que se realizó la venta.
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