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Fraccionamientos con vigilancia "rompen" las leyes en Torreón

La nueva modalidad de construcción y urbanismo de fraccionamientos cerrados ha creado en los últimos años grupos de vecinos que mantienen cierto poder, bajo el esquema de velar por la seguridad de su sector habitacional, incluso confrontan a las autoridades y en ocasiones no acatan los reglamentos municipales.


No todos los vecinos de estos fraccionamientos cerrados están de acuerdo con los reglamentos internos, ya que casi son obligados a pagar cuotas mensuales que van desde los 350 hasta 500 pesos.


A aquellos que se oponen a contribuir con estas cuotas simplemente se les entorpece la entrada al fraccionamiento, por lo que el vigilante que está en la caseta no activa la pluma de acceso vehicular.


Esto obliga al vecino a descender de su vehículo para activarla a través de un botón que está afuera de la caseta de acceso al fraccionamiento. Esta situación incómoda irrita al vecino que en ocasiones termina confrontado con el vigilante o con el presidente del “comité vecinal”.


Los vecinos que pagan estas cuotas bajo el esquema de “protección y seguridad”, tendrían la certeza de saber quién entra al fraccionamiento a través de un control de acceso que es regulado por el vigilante, el cual solicita los datos generales tanto a prestadores de servicios, así como a visitantes casuales o frecuentes.


Además, cuenta con el servicio de la activación de la pluma vehicular, así como el mantenimiento de los espacios públicos del mismo fraccionamiento.


En la actualidad, en la mayoría de estos fraccionamientos los vecinos cuentan con una aplicación informática que se instala en el celular, cuyo programa indica en tiempo real, quién tuvo acceso al fraccionamiento.


También, el mismo vecino puede regular el acceso de entrada de sus visitantes, a través del código lector QR, ya que este los comparte vía celular, entre sus familiares y amigos, quienes ya no tendrían que proporcionar sus datos generales al vigilante de la caseta.


El visitante sólo coloca el código QR, en un lector que se ubica en el acceso vehicular y automáticamente la pluma le permite la entrada. En algunos fraccionamientos privados el acceso a personas desconocidas que no proporcionan sus datos generales en la caseta de vigilancia, no se les permite el acceso por medidas de seguridad.


Es decir, mientras el visitante no proporcione sus datos generales, este podría ser considerado como una persona sospechosa. Incluso en algunos fraccionamientos privados se obstaculizan el acceso de los servicios de emergencia, tanto del Cuerpo de Bomberos, como de Protección Civil y autoridades policiacas, lo que genera un serio problema.

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